
La inteligencia ucraniana pretendía extraer los cazas Sukhoi Su-24, Sukhoi Su-34 y un bombardero Tupolev Tu-22MZ.
Por Pablo Jofre Leal
Las autoridades rusas aseguran que la operación de secuestro fue supervisada por la OTAN e impulsada por el Reino Unido.
El Servicio de Seguridad de Rusia (FSB) informó que fue frustrado un intento de las fuerzas de inteligencia de Ucrania para secuestrar aviones de combate de la Fuerza Aérea rusa, según reveló el servicio de prensa del organismo.
El Centro de Relaciones Públicas del FSB comunicó que se “ha descubierto y frustrado una operación de la Dirección Principal de Inteligencia del Ministerio de Defensa de Ucrania” para robar aeronaves del ejército ruso.
En este sentido, se precisó que la acción de extraer cazas Sukhoi Su-24, Sukhoi Su-34 y un bombardero Tupolev Tu-22MZ fue “supervisada por los servicios especiales de la OTAN” e impulsada especialmente por el Reino Unido.
De igual forma, el organismo señaló que oficiales de la inteligencia militar ucraniana “intentaron reclutar a pilotos militares rusos a cambio de dinero y garantías de ciudadanía en un país de la Unión Europea, induciéndoles a volar y aterrizar con los aviones en aeródromos controlados por las Fuerzas Armadas ucranianas».
En consonancia, la FSB destacó que un piloto ruso recibió la propuesta de ser sobornado con 2 millones de dólares para secuestrar una aeronave, entretanto, aseguró que fueron identificados los agentes extranjeros implicados en la operación.
De acuerdo con las investigaciones, los planes pretendían desviar el cazabombardero Su-34 hacia el aeródromo de Kanátovo, el cual está localizado en la provincia central ucraniana de Kirovograd.
Al mismo tiempo, debido a la operación frustrada, oficiales de la contrainteligencia de Rusia pudieron acceder a información que “ayudó a nuestras Fuerzas Armadas a golpear una serie de instalaciones militares ucranianas”.
Rt- Sputnik- Prensa Latina- Hispantv
UCRANIA: GOLPISMO, TOTALITARISMO Y TESTAFERRO DE LA OTAN
Redacion Digital
En el presente artículo vamos a revisar los hechos ocurridos en Ucrania desde que en 2014 las fuerzas pro-Occidente derrocaron al presidente Viktor Yanukovich.
Así podemos sintetizar, el periplo seguido por Ucrania, desde aquel mes de febrero del año 2014 cuando, apoyado por potencias occidentales en el plano político, comunicacional y financiero, las fuerzas proeuropeas y Otanistas de este país del este europeo, derrocaron al presidente Viktor Yanukovich.
Ello, con un vector esencial y distinguible: una política antirrusa, que encaja perfectamente en las políticas coloniales y neocoloniales tradicionales de este occidente amante del “divide y vencerás” practicado en Latinoamérica, Asia y África y que hoy, en la parte este de Europa, encuentra su fértil campo de experimentación. Un golpe que significó la instalación de gobiernos ultraderechistas, donde las fuerzas más nacionalsocialistas al interior de dichas administraciones dieron paso a gobiernos totalitarios que poco a poco comenzaron a servir los intereses de Washington y sus aliados respecto a la política de cerco y máxima presión contra la federación Rusa y al mismo tiempo la intensificación de la ofensiva militar contra las poblaciones del Donbás que “obligó a la población rusa de ese territorio a generar un proceso de autodeterminación frente a los crímenes de un régimen con predominio de sectores nacionalsocialistas, que poco a poco mostró su cara más sanguinaria”.1
UCRANIA ES UN REMEDO DE DEMOCRACIA
Ucrania se ha convertido así en un peligro, no sólo para sus propios habitantes, las poblaciones del Donbás, sino también contra la propia seguridad rusa, que viene exigiendo garantías desde el año 1991 sin que hasta ahora se escuchen sus demandas. En la actualidad y mediante un análisis mínimamente profundo podemos dar cuenta, en base a lo que acontece en diversas zonas del mundo, caracterizadas por su tensión y los afanes hegemónicos de las potencias occidentales lideradas por Washington, léase: el Mar Meridional de la China, el Cáucaso Sur, Asia Central y Occidental, entre otras zonas del planeta, que asistimos al principio del fin del poder unilateral. El acto final del desbalance en el poder mundial y que implica avanzar hoy por el multilateralismo. Un camino que indudablemente aterra a Washington y esos países europeos agrupados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, principalmente. Países carentes de dignidad y soberanía, sometidos completamente a lo que se defina al otro lado del Atlántico.
Ucrania es hoy una farsa de país democrático, la muestra evidente que cuando el dominio político proviene de aquellos, que se dicen sus aliados, se transforma simplemente en un país títere, una pieza más del engranaje estratégico de occidente y sus transnacionales, que incluye sus empresas energéticas, de armas, todas ellas con sus avanzadas ideológicas caracterizadas por las embajadas en los países donde desean instalar centros de mando y las organizaciones no gubernamentales, que los proveen de aparentes apoyos sociales para levantar banderas europeístas, como ha quedado demostrado en las llamadas revoluciones de colores, implementadas para fragmentar cualquier tipo de relaciones cooperativas y mancomunadas entre las repúblicas de la ex Unión Soviética y con ello, mantener la práctica del unilateralismo de Washington. Una política que Rusia desecha y que explica hoy, parte de la contienda que se libra en Ucrania
El canciller ruso Serguei Lavrov lo ha descrito en forma esclarecedora cuando se trata de mirar esta pugna entre aquellos que defienden su soberanía, los que aspiran a afianzarla y los que desean poseerla ““Cuanto antes se dé cuenta todo el mundo de que no hay alternativa a los procesos históricos objetivos en cuanto a la formación de un mundo multipolar sobre la base del respeto al principio de la igualdad soberana de los Estados, que es fundamental para la Carta de la ONU y todo el orden mundial, mejor. “si los miembros de la Alianza no son capaces de vivir según este principio y no están dispuestos a construir una estructura universal de seguridad y cooperación igualitaria, entonces que dejen en paz a todos los demás, que dejen de obligar a entrar en su campo con amenazas y chantajes a los que quieren vivir su vida con sensatez, que reconozcan el derecho a la libertad de elección de los países independientes que se respetan a sí mismos”.2
Hoy, en Ucrania se ha desmantelado la oposición, el pasado 14 de mayo el presidente Volodimir Zelensky firmó un decreto, al amparo de la guerra con Rusia, prohibiendo el funcionamiento de todo partido considerado cercano a Rusia, privando, por tanto, a un porcentaje importante de su población a tener representación política. Según el consejo de Seguridad y defensa de Ucrania, la oposición está prohibida, los partidos de oposición tienen impedido funcionar. Tal es el caso del caso del partido Plataforma Por la Vida acusado de favorecer las posiciones de Moscú. El fallo político ucraniano ha decretado, además, la prohibición de cualquier tipo de actividad de estas organizaciones y ha requisado sus bienes y propiedades.
Medidas similares fueron tomadas contra el Partido Socialista de Ucrania, o el partido Nashi (Nuestro), de Yevhen Muraev. La Justicia ucraniana, en estas semanas, ha ratificado, la prohibición del mencionado partido opositor Plataforma por la Vida, que se suma así a las formaciones cuya actividad ha sido suspendida, tales como: Plataforma de Oposición Por la Vida, Partido de Sharí, partido Nashi (Nuestro), Bloque de Oposición, Oposición de Izquierda, Unión de Fuerzas de Izquierda, Estado, Partido Socialista Progresista de Ucrania, Partido Socialista de Ucrania, Socialistas y Bloque de Vladimir Saldo.3
CORRUPCIÓN SE ESCRIBE CON U DE UCRANIA
En estas decisiones, que en cualquier parte del mundo hubiesen despertado la denuncia y acciones de sanciones, llamados a bloquear y embargar a países “totalitarios” de esa Unión Europea y su brazo militar, que tanto vocifera sobre derechos humanos, democracia y defensa de la autodeterminación, pero cuando se trata de sus socios simplemente calla, generando impunidad y complicidad. A Zelensky, en aras de la rusofobia se le perdona todo, incluso el asesinato de más de 15 mil habitantes del Donbás, de decenas de prisioneros rusos detenidos, torturados y masacrados por los batallones nacionalsocialistas como Dnipro, Aidar y Azov, sin que sean considerados grupos terroristas. A Zelensky se le perdona la corrupción de su gobierno que semanas antes del inicio del conflicto con Rusia ocupaba las portadas de medios europeos que señalaban “Corrupción se escribe con la U de Ucrania”.4 Por otra parte el centro de estudios CATO señala, en un artículo de abril de este año 2022 que “Ucrania está lejos de ser un modelo democrático-capitalista y un magneto irresistible para las masas quejumbrosas de Rusia. La realidad es más confusa y problemática: Ucrania desde hace mucho ha sido uno de los países más corruptos en el sistema internacional. En su reporte anual, publicado en enero de 2022, Transparencia Internacional ubicó a Ucrania en la posición No. 123 de los 180 países evaluados”.5
En América Latina sabemos de esos gobiernos pintados de demócratas o directamente dictaduras que gozan del beneplácito de Washington y sus acólitos europeos. Así han transcurrido décadas de dictaduras militares, gobiernos civiles, pero dominados por la oligarquía y el totalitarismo, con cientos de miles de muertos, detenidos desaparecidos. Todo ello bajo la monserga de la supuesta “defensa de los valores de occidente”. Hoy, en Ucrania se vive la instauración de totalitarismo con la bendición de Washington, por supuesto y su socio menor representado por Bruselas, que es hablar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y sus afanes expansionistas, tal como lo describió el mencionado canciller Serguei Lavrov quien afirma que “la OTAN exige una dependencia, no sólo de la región euroatlántica, sino de toda Asia-Pacífico. Y, China, se opone a estas ambiciones neocoloniales”.6
En todo este marco internacional, el Estado ucraniano ha perdido la soberanía real, no sólo en el plano de la política exterior, manejada por las grandes corporaciones del complejo militar occidental, que han hinchado sus arcas con la venta de armas a diestra y siniestra bajo el supuesto peligro ruso, como también la influencias y los proyectos de desarrollo de las corporaciones transnacionales energéticas. Todo sea para dinamizar las economías de occidente. Tengamos presente que desde febrero de este 2022 hasta el cierre de este artículo, Occidente ha entregado al menos 20 mil millones de dólares en “ayuda” representada principalmente por armas.
Ucrania, a la par de la pérdida de su política exterior, ha perdido también su soberanía en el plano interno. Hoy, Zelensky es simplemente una marioneta de las potencias occidentales convirtiendo a su país en un guiñapo de sociedad y donde, además, lo hemos mencionado en segudnopaso.es “al recibir armas desde las potencias occidentales, está catalizando la posibilidad de incrementar el tráfico de armas en el mercado negro, de uno de los negocios negocios más lucrativos del mundo”7 con todo el peligro que ello entraña, en materia de procesos de desestabilización, guerras, muerte y destrucción de nuestras sociedades, que son las que al fin y al cabo pagan la factura final de los afanes hegemónicos de las potencias lideradas por Estados Unidos.
UNA CRISIS POLÍTICA QUE NO TIENE FIN: ISRAEL SE ENCAMINA HACIA NUEVAS ELECCIONES
Por Efraim Davidi,
El denominado «gobierno del cambio» de Israel alcanzó el 30 de junio pasado su punto final. Duró poco más de un año y se desmoronó lentamente por un sinfín de crisis internas que se apilaron hasta dejar a sus líderes sin margen de acción. La caída del actual gobierno, hasta ahora encabezado por un líder de extrema derecha, Naftali Bennett, convirtió al Ministro de Relaciones Exteriores y autodenominado «líder de centro» Yair Lapid, en Primer Ministro en funciones por los próximos cuatro meses hasta la formación de la próxima coalición gubernamental.
Tras la disolución de la Knésset (Parlamento) con el apoyo de 92 de un total de 120 diputados, Israel vuelve a sumergirse en una feroz campaña electoral de cara a los comicios fijados para el próximo 1 de noviembre, las quintas elecciones en 36 meses. Pero esta decisión de disolver el Parlamento ahonda más aun la profunda crisis política que atraviesa Israel y entre las facciones de la coalición gubernamental.
Este Ejecutivo, compuesto por siete partidos sionistas de derecha, centro e incluyendo dos que pertenecen a la Internacional Socialista (el laborismo, otrora la mayor fracción parlamentaria y Meretz) y apoyado por un partido islámico conservador (Rapan) tuvo por objetivo destronar al ex Primer Ministro y líder del derechista Likud, Benjamín Netanyahu, enjuiciado por corrupción que sirvió ininterrumpidamente en el cargo desde 2009 hasta junio de 2021.
Pero paradójicamente y en los hechos, el «gobierno de cambio» fue en realidad un gobierno de continuidad en los ejes centrales de la política gubernamental de Netanyahu: la continuación de la ocupación de los territorios palestinos ocupados por Israel en junio de 1967, la perseverancia en las medidas neoliberales en la economía y la sociedad, el disciplinado alineamiento con la estrategia del imperialismo en la región y los recurrentes ataques en Siria e Iran.
Dos bloques de las clases dominantes y un tercero minoritario
Al igual que en las últimas ocasiones, ante estas elecciones
(¡nuevamente!) anticipadas los partidos se perfilan divididos entre aquellos dispuestos a servir bajo el mando de Netanyahu quien fracaso en su tarea de formar los últimos cuatro gobiernos y quienes insisten en la necesidad de evitar el regreso del ex-mandatario, que enfrenta los cargos de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos distintos de corrupción.
Esta vez, sin embargo, el electorado acudirá a votar habiendo atravesado la experiencia de un poder ejecutivo alternativo al que propone Netanyahu, al frente de su partido, Likud, junto a sus socios ultraortodoxos y racistas.
Existe una tercera opción, aunque minoritaria: la Lista Común que conforman el frente Hadash del Partido Comunista de Israel junto a dos partidos árabes, Ta’al (Movimiento Árabe por el Cambio) y Balad (Pacto Nacional Democrático). «La Común», como se la denomina generalmente en hebreo y árabe, está dirigida por un joven diputado de Hadash, Ayman Odeh y no está incluida en ninguno de los dos bloques, aunque es profundamente enemiga de Netanyahu y sus aliados. La Lista Común tiene un programa anti-colonialista y anti-capitalista y posee una bancada de solo seis diputados. De acuerdo a las encuestas realizadas a
principios de julio, podría obtener entre siete y ocho parlamentarios.
Netanyahu prepara su retorno
A las dificultades internas del gobierno saliente se sumó el incansable accionar de Netanyahu, como líder de la oposición derechista, para obstaculizar su funcionamiento y demostrar al electorado que un gobierno tan amplio y no bajo su mando no podía funcionar. «Esto es lo que sucede cuando mezclas un partido de falsa derecha con partidos de extrema izquierda y una facción árabe-terrorista ligada a los Hermanos Musulmanes», dijo en la Knesset el 30 de junio pasado el ex-primer ministro, que describió al gobierno saliente como un «experimento que fracaso».
Además, en un discurso ante el parlamento que para muchos marcó el comienzo de su campaña electoral, prometió «un gobierno amplio y robusto, que devolverá el orgullo nacional, la fuerza, la disciplina y la esperanza a Israel». En otras palabras, Netanyahu propone una mayor fascistacion del Estado de Israel, y de acuerdo a los medios israelíes una de sus primeras medidas si fuera elegido, es legislar una ley que impida la continuación de su juicio y una posterior condena a la cárcel.
Nuevas elecciones y viejas incógnitas
Culminada la votación en el Parlamento, Lapid se dirigió al museo del Holocausto de Jerusalén, Yad Vashem, con el fin de honrar la memoria de su padre, fallecido en 2008 y sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial. «Prometí a mi difunto padre que siempre mantendría a Israel fuerte, capaz de defenderse a sí mismo y de proteger a sus hijos», escribió Lapid a través de su cuenta de Twitter, previo a la simbólica ceremonia de traspaso de mando. El padre de Lapid, ex ministro de Justicia, propugno en su momento abolir los juzgados laborales y limitar el derecho de huelga. De tal palo, tal astilla, y últimamente el nuevo Primer Ministro, quien fuera ministro de Economía durante uno de los gobiernos de Netanyahu, expreso que «los países más ricos son aquellos donde hay más desigualdades sociales».
De cara a los próximos comicios, este periodista de 58 años devenido político se perfila una vez más como líder del sector anti-Netanyahu, que ya no contará con la participación de Bennett tras su anuncio de que no se presentaría a las elecciones.
Esta decisión de Bennett podría ser decisiva para el futuro político de Israel, dado que deja al mando de su partido, Yamina (literalmente «Hacia la Derecha», en hebreo), a la impredecible y racista ministra de Interior, Ayelet Shaked que hizo todo lo posible para sabotear el gobierno saliente dirigido por… Bennet.
Las últimas encuestas difundidas por medios israelíes anticipan un escenario difícil para ambos bloques, que por ahora no contarían con los apoyos necesarios para llegar al mínimo de 61 diputados necesario para formar una coalición. Según encuestas difundidas durante los últimos días Netanyahu se perfila como ganador en cantidad de votos, tal como sucedió en tres de las últimas cuatro elecciones, pero no contaría con suficientes diputados para gobernar. Sus posibilidades de formar un gobierno dependerían sin embargo de las alianzas que pueda formar y del resultado electoral de sus tradicionales socios ultraortodoxos, derechistas y racistas, que en los comicios anteriores no consiguieron los escaños necesarios para formar una coalición de más de 60 diputados junto al Likud.
Lapid, por su parte, se ubica segundo en las encuestas y se perfila como líder del bloque anti-Netanyahu, que sin embargo ha enfrentado profundas dificultades para gobernar en conjunto durante el último año. Algunos de sus socios tambalean en sus encuestas, entre estos los partidos Meretz y Ra’am que no alcanzarían la cantidad de votos necesarios (cuatro diputados) para tener una representación parlamentaria.
Muchas incógnitas rodean las próximas elecciones, pero hay una
certitud: un torbellino de rumores, acusaciones cruzadas, desmentidos y promesas electorales de todo tipo, previos a una nueva cita electoral que bien podría no ser la última. En todo caso los dos grandes bloques no darán respuesta a los problemas más importantes de
Israel: poner fin de la ocupación que continua hace ya más de cinco décadas, la degradación de la salud pública y la educación nacional, la crisis de la vivienda y el alto costo de vida que afecta principalmente a millones de trabajadores y a sus familias.
Efraim Davidi es miembro de la dirección del Partido Comunista de Israel – MAKI
LA GUERRA SECRETA DE JOE BIDEN EN UCRANIA
Ya existen soldados estadounidenses, operando en suelo ucraniano.
Philip Giraldi | Realpolitik
La Casa Blanca continúa insistiendo en que no involucrará directamente a soldados estadounidenses en la guerra en Ucrania, aunque no deja de tomar medidas que, inevitablemente, conducirán hacia un combate abierto de los Estados Unidos contra Rusia.
CUMBRE, OTAN
Entre las recientes maniobras del gobierno estadounidense en pos de incrementar la presión sobre el Kremlin, Biden reveló durante el desarrollo de una cumbre de la OTAN en Madrid, el pasado 29 de junio, que Washington establecería una base permanente en Polonia para el Quinto Cuerpo del Ejército, manteniendo una brigada rotativa de tropas en Rumanía, y ampliando el volumen de otros despliegues en los Estados del Báltico. Asimismo, la cifra de tropas estadounidenses en Europa, que hoy se acerca a los cien mil, se incrementará. Adicionalmente, fue del agrado de Biden la noticia de que Turquía haría un lado su objeción para que Finlandia y Suecia se unieran a la alianza atlántica.
Al trasladarse a la cumbre de la OTAN a bordo del Air Force One, Jake Sullivan, Consejero de Seguridad de la presidencia, apuntó que, ‘hacia el final de la cumbre, verá Usted que la alianza será más robusta, más efectiva, más creíble, más capaz, y será una fuerza más decidida a la hora de ocuparse de forma más aguda contra la agravada amenaza rusa’. Presuntamente, Sullivan estaba leyendo un guión preparado con antelación, aunque el objetivo seguramente pareció ser amplificar las tensiones con Moscú, antes que buscar reducirlas mediando alguna suerte de acuerdo diplomático.
El General Jens Stoltenberg, Secretario General de la OTAN, también aportó lo suyo. En un espeluznante despliegue de sumisión, replicó el funcionario que el novedoso compromiso estadounidense probaba el sólido liderzgo de Joe Biden. Lo que Stoltenberg evitó mencionar es que Biden ya había compartido mentiras en relación a la presencia de personal militar en territorio ucraniano. Ya lo había hecho en el mes de marzo, cuando declaró a tropas pertenecientes a la 82a. división Aerotransportada en Polonia que, próximamente, irían a Ucrania, observando entonces: ‘Lo verán Ustedes cuando estén allí, y algunos de Ustedes ya han estado allí, lo verán’. La sentencia fue un reconocimiento de que fuerzas americanas ya se hallaban presentes en suelo ucraniano, aún cuando la Casa Blanca rápidamente se esmeró para ejecutar acciones de control de daños, afirmando que el presidente mantenía una opinión contraria a desplegar soldados estadounidenses directamente en los combates. De igual modo, afirmó Biden que los Estados Unidos estaban ‘trabajando para impedir que continúe la masacre de ucranianos’. Nuevamente, el idioma empleado no portaba la finalidad de dejar margen alguno para negociar con Rusia y, así, buscar poner fin a los enfrentamientos.
Ahora, se ha conocido un informe del matutino New York Times, intitulado ‘Commando Network Coordinates Flow of Weapons in Ukraine, Officials Say: A secretive operation involving US Special Operations forces hints at the scale of the effort to assist Ukraine’s still outgunned military’ (Red de comandos coordina el flujo de armamento hacia Ucrania, declaran funcionarios del gobierno: una operación secreta que involucra a elementos de fuerzas especiales comparte pistas sobre el esfuerzo para asistir a las mal equipadas fuerzas ucranianas’.
El texto de referencia describe un rol ciertamente más activo en Ucrania, que el que la Administración Biden hubiese estado dispuesta admitir en público. Ya en febrero, previo a intervenir en Ucrania, se informó que los EE.UU. habían retirado a sus 15o instructores militares, muchos de los cuales se hallaban entrenando a soldados ucranianos en el empleo de armamento Made in the USA. Sin embargo, algunos activos paramilitares de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y tropas de operaciones especiales continuaron con sus servicios en ese país de manera clandestina, organizando el flujo de información de inteligencia que los EE.UU. compartían con fuerzas locales. Amén de ello, soldados de operaciones especiales pertenecientes a la OTAN se dedicaban a tutelar el transporte de armamento y equipo militar hacia Ucrania, y liderando operativos de entrenamiento. Asimismo, se informó también que comandos británicos del SAS (Special Air Service) cuidaban la seguridad del presidente Volodymyr Zelensky. Especifica el NYT, citando a funcionarios estadounidenses y de otras naciones de Occidente, que los soldados y los oficiales de la CIA no operaban en la línea del frente junto con tropas ucranianas. También de acuerdo al Times, y aún cuando los EE.UU. y Estados-miembro de OTAN no habían reconocido la presencia de paramilitares en roles operativos en el seno de Ucrania, Rusia y otros servicios de inteligencia del mundo en efecto estaban en conocimiento de ese dato.
El informe del New York Times parece ser, en líneas generales, correcto; aunque omite ciertos detalles, algunos de los cuales he estado recopilando tras hablar con otros colegas en los servicios de información. Se ha verificado un considerable esfuerzo en tares de entrenamiento en la base del ejército alemán en Grafenwoehr. así como también en la Base Aérea de Ramstein -tutelada por los Estados Unidos-, con el fin de familiarizar a los ucranianos con el nuevo armamento despachado. Otras naciones de OTAN también participaban de las acciones de entrenamiento. Mientras tanto, los núcleos de soldados dedicados a operaciones especiales y el personal de inteligencia que opera principalmente en Ucrania oriental no llevan uniforme, y muchos de ellos están trabajando allí con coberturas estándar, como ser relaciones fuera de lo común con embajadas extranjeras y ONGs. Adicionalmente, existe una Estación de la CIA para uso convencional, un grupo de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA), y una oficina de Agregaduría Militar en la embajada estadounidense recientemente reinaugurada en Kiev.
Todo lo consignado renglones arriba certifica que Biden y otros líderes occidentales han disimulado más de la cuenta su participación en el conflicto ruso-ucraniano. Más allá de su probable gaffe, Biden no reconocerá que ya hay fuerzas militares estadounidenses en suelo ucraniano, pero aquéllas ya operan allí y desempeñan un rol crítico tanto en logística como en acciones vinculadas a compartir información de inteligencia. El costado negativo del asunto podría golpear al presidente estadounidense si algunos de esos militares son asesinados o, peor aún, capturados -para luego terminar expuestos, confesando su rol extraoficial.
La Coronel (R) de la Fuerza Aérea de los EE.UU., Karen Kwiatkowski, ex analista del Departamento de Defensa de los EE.UU., ha observado que el despliegue de personal con ‘negativa plausible’ sin uniforme es ‘un clásico de las etapas iniciales de cualquier guerra de largo plazo respaldada por los Estados Unidos, y de acciones de manipulación política de largo plazo en un país-objetivo. Este es el futuro que los ‘estrategos’ neoconservadores en Washington, D.C. imaginan, junto a sus pares europeos, para Ucrania. Antes que arribar a un final negociado del conflicto que pudiera permitir que Ucrania sea una nación neutral y productiva, independiente tanto de los intereses rusos como estadounidenses, el gobierno americano y la CIA ven a Ucrania como una nación descartable pero útil, a efectos de amplificar la competencia de Washington versus la Federación Rusa’.
El ex analista de la CIA Larry Johnson atiende a estas actividades en términos obscuros, en tanto apunta que la CIA no ha obtenido victoria alguna en guerras contrainsurgentes en cuarenta años. Apunta Johnson: ‘Ucrania es una geografía subsidiaria o proxy; Occidente está buscando destruir a Rusia, y es así de sencillo. Una cosa sería que Rusia fuera el régimen más diabólico, autoritario y opresivo en el mundo. Pero ni siquiera se acerca a esa categorización. Ni aún cuando Occidente se esmere en presentar a Rusia de esa manera. El hecho central aquí es que Occidente desea apoderarse de los recursos rusos, y que se propone controlar a Rusia. Pero Rusia no es un país que pueda ser puesto bajo control’.
En otras palabras, Washington podría estar buscando consolidar una guerra interminable contra Rusia, limitando globalmente las opciones de Moscú. La Administración Biden ha apostado su reputación -y, probablemente, su futuro político- a criterio de habilitar a Ucrania para que sobreviva como país, sin sucumbir a las exigencias territoriales de la Federación Rusa. Se trata de una política arriesgada y, en los hechos, peligrosa, tanto en términos prácticos como desde cualquier perspectiva política. La insistencia de los ucranianos en su capacidad defensiva es, mayormente, producto de las garantías estadounidenses y europeas de que éstos harán todo lo necesario para respaldar a Zelensky y a su régimen, el cual ya está exigiendo US$ 750 mil millones en ‘reconstrucción’. Si comienzan a conocerse bajas militares occidentales, el respaldo político para la guerra en Ucrania comenzará a diluírse en Washington y en otras geografías, en tanto comportarán consecuencias para las próximas elecciones legislativas de noviembre en los Estados Unidos.
Una observación final sobre la pieza del Times tiene que ver con el timing de su aparición. Los medios masivos de comunicación han estado promocionando el agresivo respaldo estadounidense por Ucrania y Zelensky, pero ahora comienzan a despegarse de esa postura, como también lo han hecho el Washington Post y otros canales informativos. Quizás se hayan convencido de que el plan de juego patrocinado por Washington y sus aliados europeos no esté llamado a tener éxito, además de terminar significando elevados costos para sus respectivas economías. Larry Johnson lo remata del siguiente modo: ‘Creo que el propósito de este artículo de prensa en particular obedece a la necesidad de allanar el camino para plantear por qué no deberíamos desplegar más personal militar, ni de la CIA, en Ucrania, porque el insistir en ello para acciones de entrenamiento ha comenzado a tornarse riesgoso, en razón del éxito ruso en el campo de batalla’.
Lucian Constantin Pavel
¡HISTORIA VERDADERA!
Lanzaron dos bombas atómicas sobre Japón, quemaron a miles de personas, que están sufriendo hasta el día de hoy, solo para mostrar a la Unión Soviética que tenían armas nucleares!
En Vietnam quemaron gente con bombas de napalm, bosques, infraestructura de todo un estado, no dejaron nada en pie, lanzaron bombas sobre ciudades y pueblos, desmantelando todo.
Destruyeron Yugoslavia bombardeando Belgrado a sí mismos, lanzando bombas sobre casas, hospitales, sin contar nada.
Enjuiciaron a Milosevic como un asesino en La Haya con un juicio simulado y lo mataron, dejando a Uceka bautizar a Kosovo (albanés), porque les gustó así.
¡Destruyeron Libia, junto con sus amigos europeos, porque no les gustaba Gaddafi!
Lucharon 6 años completos de guerra civil en Siria porque no les gustaba Assad y molestaron a su base naval rusa en Siria y Assad era muy pro-ruso.
Ellos invadieron Irak aparentemente para encontrar armas nucleares y Afganistán aparentemente para encontrar a Bin Laden ex-novio y destruyó ambos países bombardeando indiscriminadamente ciudades y pueblos destruyendo todo mediante el envío de misiles de crucero a Bagdad desde su yate en refugios, matando mujeres y niños. ¿Quién puede olvidar esa noche?
¿Están hablando de democracia?
¿Ellos que construyeron el centro de tortura física y mental más diabólico en Guantánamo?
Los que ahorcaron a Hussein sin juicio, ¿quién hace unos años era su mejor amigo y aliado? ¿Quién creó ISIS y los talibanes con sus guerras y políticas?
¿Los que derrocaron a Salvador Allende en Chile en el golpe más sangriento, un presidente elegido democráticamente, asesinándolo en el palacio presidencial, estableciendo la dictadura más feroz de Pinochet?
Y ellos también, que cuando cayó el muro de Berlín, le prometieron a Rusia que la OTAN no extendería ni una pulgada y la alcanzó dentro de Rusia, a pesar de las promesas y acuerdos firmados?
¿Hablando de democracia, paz y crímenes de guerra en Rusia?
Han puesto misiles americanos y misiles de crucero por toda Europa, lo cual es inquietante. No mantuvieron ninguno de los términos del acuerdo de Minsk, mientras que Rusia los mantuvo todos.
Un montón de hipócritas. Incluso Hitler y sus propias multinacionales lo financiaron y lo hicieron una bestia. Así que solo faltaba Ucrania del rompecabezas, para completar el bucle de la OTAN alrededor de Rusia para ahogarlo.
Desde 2009, Putin ha estado advirtiendo que Ucrania es una línea roja.
En 2014, con el golpe que instigaron, eliminaron al presidente electo Yanukovici, utilizando batallones nazis y fascistas para masacrar al mundo e instalaron un gobierno títere para preparar el país para la adhesión a la OTAN y a la UE, mientras que sabían que era un rojo línea, para Rusia.
¿Están hablando de democracia e invasión de estados independientes?
Rusia de hoy, si quisiera, convertiría toda Ucrania en un césped en medio día. Pero no. Él no quiere matar gente inocente. Los ucranianos y los rusos son pueblos hermanos. Y esto termina siendo la tragedia.
Hasta el día de hoy no digo la verdad mentirosos pendejos
Se aprovechan del dolor del pueblo ucraniano, pero también del pueblo ruso y engañan al mundo.
Sí. ¿Por qué? Rusia tiene razón. ¡No es esa la verdad! Vladimir Putin advirtió, gritó, pidió no apretar su cuello. Pero cuando se trata de Criminales, creadores y directores de todas las guerras en la tierra, lamentablemente no había otra manera.
¡Rusia no es Irak ni Siria solo se burlaron de ella y ahora Rusia probablemente ganará la Supremacía Mundial!
¡Estos son fariseos hipócritas mentirosos! ¡Pero siempre el bueno gana! Los pueblos del mundo deben ser independientes y soberanos, y Putin lucha por ello: ¡por la libertad, la soberanía y la perseverancia! ¡Vamos Putin!
Noche de Luca
UNA CRISIS POLÍTICA QUE NO TIENE FIN: ISRAEL SE ENCAMINA HACIA NUEVAS ELECCIONES
Por Efraim Davidi,
El denominado «gobierno del cambio» de Israel alcanzó el 30 de junio pasado su punto final. Duró poco más de un año y se desmoronó lentamente por un sinfín de crisis internas que se apilaron hasta dejar a sus líderes sin margen de acción. La caída del actual gobierno, hasta ahora encabezado por un líder de extrema derecha, Naftali Bennett, convirtió al Ministro de Relaciones Exteriores y autodenominado «líder de centro» Yair Lapid, en Primer Ministro en funciones por los próximos cuatro meses hasta la formación de la próxima coalición gubernamental.
Tras la disolución de la Knésset (Parlamento) con el apoyo de 92 de un total de 120 diputados, Israel vuelve a sumergirse en una feroz campaña electoral de cara a los comicios fijados para el próximo 1 de noviembre, las quintas elecciones en 36 meses. Pero esta decisión de disolver el Parlamento ahonda más aun la profunda crisis política que atraviesa Israel y entre las facciones de la coalición gubernamental.
Este Ejecutivo, compuesto por siete partidos sionistas de derecha, centro e incluyendo dos que pertenecen a la Internacional Socialista (el laborismo, otrora la mayor fracción parlamentaria y Meretz) y apoyado por un partido islámico conservador (Rapan) tuvo por objetivo destronar al ex Primer Ministro y líder del derechista Likud, Benjamín Netanyahu, enjuiciado por corrupción que sirvió ininterrumpidamente en el cargo desde 2009 hasta junio de 2021.
Pero paradójicamente y en los hechos, el «gobierno de cambio» fue en realidad un gobierno de continuidad en los ejes centrales de la política gubernamental de Netanyahu: la continuación de la ocupación de los territorios palestinos ocupados por Israel en junio de 1967, la perseverancia en las medidas neoliberales en la economía y la sociedad, el disciplinado alineamiento con la estrategia del imperialismo en la región y los recurrentes ataques en Siria e Iran.
Dos bloques de las clases dominantes y un tercero minoritario
Al igual que en las últimas ocasiones, ante estas elecciones
(¡nuevamente!) anticipadas los partidos se perfilan divididos entre aquellos dispuestos a servir bajo el mando de Netanyahu quien fracaso en su tarea de formar los últimos cuatro gobiernos y quienes insisten en la necesidad de evitar el regreso del ex-mandatario, que enfrenta los cargos de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos distintos de corrupción.
Esta vez, sin embargo, el electorado acudirá a votar habiendo atravesado la experiencia de un poder ejecutivo alternativo al que propone Netanyahu, al frente de su partido, Likud, junto a sus socios ultraortodoxos y racistas.
Existe una tercera opción, aunque minoritaria: la Lista Común que conforman el frente Hadash del Partido Comunista de Israel junto a dos partidos árabes, Ta’al (Movimiento Árabe por el Cambio) y Balad (Pacto Nacional Democrático). «La Común», como se la denomina generalmente en hebreo y árabe, está dirigida por un joven diputado de Hadash, Ayman Odeh y no está incluida en ninguno de los dos bloques, aunque es profundamente enemiga de Netanyahu y sus aliados. La Lista Común tiene un programa anti-colonialista y anti-capitalista y posee una bancada de solo seis diputados. De acuerdo a las encuestas realizadas a
principios de julio, podría obtener entre siete y ocho parlamentarios.
Netanyahu prepara su retorno
A las dificultades internas del gobierno saliente se sumó el incansable accionar de Netanyahu, como líder de la oposición derechista, para obstaculizar su funcionamiento y demostrar al electorado que un gobierno tan amplio y no bajo su mando no podía funcionar. «Esto es lo que sucede cuando mezclas un partido de falsa derecha con partidos de extrema izquierda y una facción árabe-terrorista ligada a los Hermanos Musulmanes», dijo en la Knesset el 30 de junio pasado el ex-primer ministro, que describió al gobierno saliente como un «experimento que fracaso».
Además, en un discurso ante el parlamento que para muchos marcó el comienzo de su campaña electoral, prometió «un gobierno amplio y robusto, que devolverá el orgullo nacional, la fuerza, la disciplina y la esperanza a Israel». En otras palabras, Netanyahu propone una mayor fascistacion del Estado de Israel, y de acuerdo a los medios israelíes una de sus primeras medidas si fuera elegido, es legislar una ley que impida la continuación de su juicio y una posterior condena a la cárcel.
Nuevas elecciones y viejas incógnitas
Culminada la votación en el Parlamento, Lapid se dirigió al museo del Holocausto de Jerusalén, Yad Vashem, con el fin de honrar la memoria de su padre, fallecido en 2008 y sobreviviente de la Segunda Guerra Mundial. «Prometí a mi difunto padre que siempre mantendría a Israel fuerte, capaz de defenderse a sí mismo y de proteger a sus hijos», escribió Lapid a través de su cuenta de Twitter, previo a la simbólica ceremonia de traspaso de mando. El padre de Lapid, ex ministro de Justicia, propugno en su momento abolir los juzgados laborales y limitar el derecho de huelga. De tal palo, tal astilla, y últimamente el nuevo Primer Ministro, quien fuera ministro de Economía durante uno de los gobiernos de Netanyahu, expreso que «los países más ricos son aquellos donde hay más desigualdades sociales».
De cara a los próximos comicios, este periodista de 58 años devenido político se perfila una vez más como líder del sector anti-Netanyahu, que ya no contará con la participación de Bennett tras su anuncio de que no se presentaría a las elecciones.
Esta decisión de Bennett podría ser decisiva para el futuro político de Israel, dado que deja al mando de su partido, Yamina (literalmente «Hacia la Derecha», en hebreo), a la impredecible y racista ministra de Interior, Ayelet Shaked que hizo todo lo posible para sabotear el gobierno saliente dirigido por… Bennet.
Las últimas encuestas difundidas por medios israelíes anticipan un escenario difícil para ambos bloques, que por ahora no contarían con los apoyos necesarios para llegar al mínimo de 61 diputados necesario para formar una coalición. Según encuestas difundidas durante los últimos días Netanyahu se perfila como ganador en cantidad de votos, tal como sucedió en tres de las últimas cuatro elecciones, pero no contaría con suficientes diputados para gobernar. Sus posibilidades de formar un gobierno dependerían sin embargo de las alianzas que pueda formar y del resultado electoral de sus tradicionales socios ultraortodoxos, derechistas y racistas, que en los comicios anteriores no consiguieron los escaños necesarios para formar una coalición de más de 60 diputados junto al Likud.
Lapid, por su parte, se ubica segundo en las encuestas y se perfila como líder del bloque anti-Netanyahu, que sin embargo ha enfrentado profundas dificultades para gobernar en conjunto durante el último año. Algunos de sus socios tambalean en sus encuestas, entre estos los partidos Meretz y Ra’am que no alcanzarían la cantidad de votos necesarios (cuatro diputados) para tener una representación parlamentaria.
Muchas incógnitas rodean las próximas elecciones, pero hay una
certitud: un torbellino de rumores, acusaciones cruzadas, desmentidos y promesas electorales de todo tipo, previos a una nueva cita electoral que bien podría no ser la última. En todo caso los dos grandes bloques no darán respuesta a los problemas más importantes de
Israel: poner fin de la ocupación que continua hace ya más de cinco décadas, la degradación de la salud pública y la educación nacional, la crisis de la vivienda y el alto costo de vida que afecta principalmente a millones de trabajadores y a sus familias.
Efraim Davidi es miembro de la dirección del Partido Comunista de Israel – MAKI