El escritor Victor Hugo, considerado uno de los escritores más destacados de la literatura universal, nació en la ciudad francesa de Besanzón el 26 de febrero de 1802 y murió en París el 22 de mayo de 1885.
Victor Marie Hugo, además de poeta lírico, novelista y dramaturgo, fue un político e intelectual influyente en la Francia del Siglo XIX. Más allá de su extensa obra literaria, ofreció discursos políticos en la Cámara de los Pares, las Asambleas francesas sobre temas tan revolucionarios como el derecho de la mujer, la educación y otros controvertidos como la pena de muerte.
Fue hermano de los también escritores Eugene Hugo y Abel Hugo. Respecto a su literatura, el reconocido literato abordó varios géneros y disímiles temáticas cuya vigencia y valor histórico es incalculable.
Los Miserables, por ejemplo, ha sido llevada al cine en varias ocasiones, las más importantes adaptaciones, la de 1998 (director Bille August) y la de 2012 (director Tom Hooper) son dos de las más reconocidas, reuniendo a actores de la talla de Liam Neeson, Geoffrey Rush, Uma Thurman, Hugh Jackman y Anne Hathaway, entre otros.
LA OBRA DEL GENIO FRANCÉS A TRAVÉS DE SEIS DE SUS MÁS IMPORTANTES CREACIONES.
HERNANI (1830)
Hernani fue una obra dramática de cinco actos escrita por Victor Hugo, la cual se estrenó en Théâtre Français (conocido como La Comedia Francesa) en febrero de 1830. Enmarcada en el romanticismo francés, el texto narra la historia del bandido Hernani y de su amada Doña Sol, quien estaba comprometida con un duque aragonés y, a su vez, por el monarca Carlos I de España.
NUESTRA SEÑORA DE PARÍS (1831)
Este texto es, junto a Los Miserables, uno de los más reconocidos dentro de la vasta obra del literato francés y, ha sido igualmente llevada al cine en varias ocasiones. Narra la desgracia de la gitana Esmeralda, quien fue acusada injustamente a la pena capital por la muerte de su marido y recibió el apoyo de Quasimodo, quien era el campanero de la catedral de Nuestra Señora de París.
LUCRECIA BORGIA (1833)
Otra obra teatral creada por Victor Hugo la cual continúa siendo interpretada en nuestros días y ha sido llevada a libretos de ópera. Narra la historia de Lucrecia Borgia, una mujer adúltera, incestuosa que quiere ganarse el cariño de Gennaro, el hijo que tuvo con su hermano.
Luego de ser ofendida por los amigos de su hijo y acusada de adulterio por su marido, Lucrecia construye su venganza.
LOS MISERABLES (1862)
Está considerada como una de las obras más trascendentales del siglo XIX y una de las más reconocidas de la historia de la literatura universal. Una historia que tiene un entramado complejo que toca temáticas como la política, la reivindicación, la ética, la religión, entre otras.
Narra la historia de Jean Valjean quien cumplió condena por robar pan para alimentar a su familia y pasó casi dos décadas tras las rejas. Al salir de la penitenciaria la sociedad margina a Valjean quien reincidió en el robo hasta que, con ayuda de un sacerdote, logra reivindicarse.
HISTORIA DE UN CRIMEN (1877)
Este texto relata los días posteriores al autogolpe de Estado propinado por el entonces presidente de la República Francesa, Luis Napoleón Bonaparte (Napoleón III), quien buscaba perpetuarse en el poder. Historia de un crimen aborda las acciones del mando tiránico y los intentos de resistencia ciudadana y de algunos representantes de la Cámara.
TORQUEMADA (1882)
Torquemada es un drama escrito en cuatro actos con partes en verso. El drama se desarrolla en Sevilla donde el rey, enamorado de doña Rosa, tiene dos motivos para acabar con don Sancho: la política y el amor. Esta pugna político-amorosa es transversalizada por la figura de Torquemada, un fraile que reanimó en España la obra de la inquisición.
El escritor Victor Hugo, considerado uno de los escritores más destacados de la literatura universal, nació en la ciudad francesa de Besanzón el 26 de febrero de 1802 y murió en París el 22 de mayo de 1885.
Victor Marie Hugo, además de poeta lírico, novelista y dramaturgo, fue un político e intelectual influyente en la Francia del Siglo XIX. Más allá de su extensa obra literaria, ofreció discursos políticos en la Cámara de los Pares, las Asambleas francesas sobre temas tan revolucionarios como el derecho de la mujer, la educación y otros controvertidos como la pena de muerte.
Fue hermano de los también escritores Eugene Hugo y Abel Hugo. Respecto a su literatura, el reconocido literato abordó varios géneros y disímiles temáticas cuya vigencia y valor histórico es incalculable.
Los Miserables, por ejemplo, ha sido llevada al cine en varias ocasiones, las más importantes adaptaciones, la de 1998 (director Bille August) y la de 2012 (director Tom Hooper) son dos de las más reconocidas, reuniendo a actores de la talla de Liam Neeson, Geoffrey Rush, Uma Thurman, Hugh Jackman y Anne Hathaway, entre otros.
Victor Marie Hugo ocupa un puesto notable en la historia de las letras francesas del siglo XIX en una gran variedad de géneros y ámbitos. Fue un poeta lírico, con obras como Odas y baladas (1826), Las hojas de otoño (1832) o Las contemplaciones (1856), poeta comprometido contra Napoleón III en Los castigos (1853) y poeta épico en La leyenda de los siglos (1859 y 1877). Fue también un novelista popular y de gran éxito con obras como Nuestra Señora de París (1831) o Los miserables (1862). En teatro expuso su teoría del drama romántico en la introducción de Cromwell (1827), y la ilustra principalmente con Hernani (1830) y Ruy Blas (1838).
Su extensa obra incluye también discursos políticos en la Cámara de los Pares, en la Asamblea Constituyente y la Asamblea Legislativa -especialmente sobre temas como la pena de muerte, la educación, los derechos de las mujeres o Europa-, crónicas de viajes –El Rin (1842) o Cosas vistas, (póstuma 1887 y 1890)-, así como una abundante correspondencia.
Contribuyó de forma notable a la renovación lírica y teatral de la época; fue admirado por sus contemporáneos y aún lo es en la actualidad, aunque ciertos autores modernos le consideren un escritor controvertido. Su implicación política, que le supuso una condena al exilio durante los veinte años del Segundo Imperio francés (1852-1870), permitió a posteriores generaciones de escritores una reflexión sobre la implicación y el compromiso de los escritores en la vida política y social.
Sus opiniones, a la vez morales y políticas, y su obra excepcional, le convirtieron en un personaje emblemático a quien la Tercera República honró a su muerte con un funeral de Estado, celebrado el 1 de junio de 1885 y al que asistieron más de dos millones de personas, y con la inhumación de sus restos en el Panteón de París.
Victor Hugo nació el 26 de febrero de 1802, hijo del general del Imperio Joseph Léopold Sigisbert Hugo (1773‑1828) —nombrado conde, según la tradición familiar, por José I Bonaparte,— jefe de batallón destinado en la guarnición de Doubs en el momento del nacimiento de su hijo, y de Sophie Trébuchet (1772‑1821), de origen bretón. Fue el menor de una familia de tres hijos varones, tras Abel (1798‑1855) y Eugène (1800‑1837), pasó su infancia en París. Las frecuentes estancias en Nápoles y España, consecuencia de los destinos militares de su padre, marcarán sus primeros años. Así, en 1811 se trasladan a Madrid e ingresa como internado, junto con su hermano Eugène, en una residencia religiosa que los Escolapios tenían en el colegio de San Antón y que los ocupantes franceses habían convertido en un «seminario de nobles». En 1813 Victor y sus hermanos se instalaron en París con su madre, que se había separado de su marido por su romance con el general Victor Lahorie, padrino y preceptor de Victor Hugo del que recibe su nombre. En septiembre de 1815, Victor y Eugène, a los que separaron de su madre, son internados en la pensión Cordier (hasta 1818). Según Adèle Foucher, su esposa, que también fue su amiga de la infancia, fue en esta época cuando Victor empieza a componer versos y comienza sus Cahiers de vers français (Cuaderno de versos francés). Autodidacta, mediante tanteos aprende a utilizar la rima y la medida. Recibe el ánimo y apoyo de su madre a la que, al igual que a su hermano Eugène, lee sus obras. Sus escritos son revisados y corregidos por un joven maestro de la pensión Cordier que hizo amistad con los dos hermanos. Su vocación es precoz y su ambición inmensa; en julio de 1816, con apenas 14 años de edad, Victor anota en un diario: «Quiero ser Chateaubriand o nada».
En 1817 participa en un concurso de poesía organizado por la Academia francesa sobre el tema «Felicidad que proporciona el estudio de todas las situaciones de la vida». El jurado está cerca de concederle el premio, pero el título de su poema –Trois lustres à peine (Apenas tres lustros)- sugiere demasiado su joven edad y la Academia cree que puede ser una farsa, y recibe solamente una mención. Concurre sin éxito los años siguientes, pero en 1819 gana, en uno de los concursos organizados por la Academia de los Juegos Florales de Toulouse, una «Lis de oro» por Le rétablissement de la statue de Henry IV y un «Amaranto de oro» por Les Vierges de Verdun,13 y un premio en 1820 por Moïse sur le Nil.
Animado por sus éxitos, Hugo abandona las matemáticas, materia que cursaba en el Liceo Louis le Grand y para la que tenía aptitudes (seguía los cursos de las clases preparatorias), y se embarca en la carrera literaria. Con sus hermanos Abel y Eugène, funda en 1819 una revista, Le Conservateur littéraire, que ya atrae la atención sobre su talento. En 1821 fallece prematuramente su madre y sus primeros poemarios, Odas y Poesías diversas, aparecen en 1822: el autor tiene por entonces veinte años. La tirada de 1500 ejemplares se agota en cuatro meses. El rey Luis XVIII, que posee un ejemplar, le otorga una pensión anual de mil francos, lo que le permite hacer planes de matrimonio con su amiga Adèle Foucher.
Cromwell, obra que publica en 1827, arma un escándalo. En el prefacio de este drama, Hugo se opone a las convenciones clásicas, en particular a las unidades aristotélicas de tiempo y lugar, y establece los primeros fundamentos de su drama romántico. En los tres años siguientes, Hugo se asegurará la dirección del movimiento romántico en Francia y la supremacía en todos los géneros literarios. En la lírica, con la edición definitiva de Odas y baladas (1828) y, sobre todo, las Orientales (1829); en teatro, con el drama romántico Hernani (febrero de 1830), seguido de Marion de Lorme (1831); en narrativa, con la novela histórica Nuestra Señora de París (marzo de 1831).
La pareja recibe a menudo y traba amistad con el crítico Sainte-Beuve, con el poeta Lamartine, con el maestro de la novela corta Mérimée, con el poeta Musset o con el pintor Delacroix. Su esposa Adèle mantiene una relación amorosa con Sainte-Beuve que tiene lugar durante el año 1831. Entre 1826 a 1837, la familia pasa temporadas con frecuencia en el Château des Roches en Bièvres, propiedad de Louis-François Bertin, director del periódico Journal des débats. Durante estas estancias, Hugo se encuentra con personajes como el compositor Berlioz, el prosista Chateaubriand, y los pianistas y compositores Liszt y Giacomo Meyerbeer, y escribe colecciones de poesía entre las que se encuentra Las hojas de otoño.
En 1829 publica la colección de poemas Los orientales. El último día de un condenado a muerte aparece el mismo año y es seguida por Claude Gueux en 1834; en estas dos novelas cortas, Hugo muestra su rechazo hacia la pena de muerte. La novela Nuestra Señora de París se publica en 1831.
Ya en 1828, había montado una obra de juventud, Amy Robsart y, aunque también publica colecciones de poesías, como Las hojas de otoño (1831), Los cantos del crepúsculo (1835), Las voces interiores (1837), Los rayos y las sombras (1840), entre 1830 y 1843, Hugo se dedica casi exclusivamente al teatro.
1830 es el año de estreno de Hernani, obra que fue motivo de una larga serie de conflictos y enfrentamientos en torno a la estética teatral entre los «clásicos», partidarios de una jerarquización estricta de los géneros teatrales, y los «modernos», la nueva generación de románticos que, encabezados por Théophile Gautier, aspiraban a una revolución del arte dramático y se agrupaban en torno a Victor Hugo; el triunfo de la Revolución de 1830 facilitará las cosas. Estos conflictos pasaron a la historia de la literatura bajo el nombre de «La batalla de Hernani».
Marion de Lorme, prohibida inicialmente en 1829, se estrenó en 1831 en el Teatro de la Porte Saint-Martin y El rey se divierte en 1832 en el Théâtre-Français, pieza que fue prohibida inmediatamente después de su estreno, lo que servirá a Hugo para indicar en el prefacio de su edición original de 1832:
En 1833 conoce a la actriz Juliette Drouet, que se convierte en su amante y le consagrará su vida. Drouet lo salvará del encarcelamiento durante el golpe de Estado de Napoleón III. Hugo escribirá para ella numerosos poemas. Ambos pasan juntos cada aniversario de su encuentro y completan, año tras año, un cuaderno común que titulan cariñosamente Libro del aniversario. Además de Juliette, Hugo contó con numerosas amantes.
Lucrecia Borgia y María Tudor se estrenaron en el Teatro de la Porte Saint-Martin en 1833, y Angelo, tirano de Padua en el Théâtre-Français en 1835. Ante la falta de escenarios para representar los nuevos dramas, cuya puesta en escena es compleja y costosa por la cantidad de escenografía y tramoya que exige la ruptura de las unidades, Hugo decide, junto con Alejandro Dumas, también hijo de un general napoleónico, crear una sala dedicada al drama romántico. Aténor Joly recibe, por orden ministerial, el privilegio que autoriza la creación del Théâtre de la Renaissance en 1836,29 donde se representará, en 1838, Ruy Blas.
Hugo accede a la Academia francesa en 1841, después de tres tentativas que resultaron infructuosas, esencialmente a causa de un grupo de académicos entre los que se encontraba el escritor costumbrista Étienne de Jouy,N 6 que se oponían al romanticismo y lo combatían ferozmente.
Para Hugo 1843 fue un año funesto; en marzo se estrenó Los burgraves, obra que no recibe el éxito esperado. Durante la creación de todas sus obras, Hugo se enfrenta contra todo tipo de dificultades materiales y humanas, como teatros poco propicios a los espectáculos de envergadura o reticencias de los actores franceses ante la audacia de sus dramas, y sus piezas reciben silbidos a menudo por parte de un público poco sensible al drama romántico, aunque también reciben por parte de sus admiradores vigorosos aplausos. El 4 de septiembre de 1843, Léopoldine muere trágicamente en Villequier, en el río Sena, ahogada junto con su marido Charles Vacquerie tras el naufragio de su barco. Hugo se encontraba entonces en los Pirineos con Juliette Drouet, y se entera por la prensa de la muerte de su hija. El escritor se ve afectado terriblemente por esta muerte, que le inspirará varios poemas de Las contemplaciones —particularmente, «Mañana, desde el alba»—. Desde esta fecha y hasta su exilio en 1851, Hugo no publicará nada, aunque seguirá escribiendo furiosamente; no estrena teatro, no imprime novelas ni colecciones de poemas. Algunos autores ven en la muerte de Léopoldine y el fracaso de Los burgraves una posible razón de este desafecto del autor hacia la creación literaria, mientras que otros ven más bien una posible atracción hacia la política, actividad que le ofrecería otra tribuna a sus actividades. Es verdad que en 1845 fue nombrado Par de Francia y en 1848 no es todavía el furibundo republicano que llegará a ser.
ACCIÓN POLÍTICA
Educado por su madre bretona en el espíritu del monarquismo, paulatinamente muestra interés y convencimiento hacia la democracia —«J’ai grandi» (crecí), escribe en el poema Écrit en 1846 en respuesta a un reproche de un amigo de su madre—.
Según Pascal Melka, Hugo tiene la voluntad de conquistar el régimen para tener influencia y poder así llevar a cabo sus ideas. Se hace entonces confidente de Luis Felipe I en 1844 y posteriormente par de Francia en 1845. Su primer discurso, realizado en 1846, es para defender la suerte de Polonia, descuartizada entre varios países, y en 1847 defiende el derecho de regreso de los desterrados, como Jérôme Napoleón Bonaparte.
Al inicio de la Revolución francesa de 1848, es nombrado alcalde del 8.º distrito de París, y posteriormente diputado de la Segunda República con escaño entre los conservadores. Durante los motines obreros de junio de 1848, Hugo participará personalmente en la matanza, comandando tropas frente a las barricadas en el distrito parisino para el que fue nombrado alcalde; más tarde desaprobará la sangrienta represión desarrollada tras la revuelta. En agosto de 1848 funda el periódico L’Événement. Apoya la candidatura de Carlos Luis Napoleón Bonaparte, elegido presidente de la República en diciembre de 1848. Tras la disolución de la Asamblea nacional, en 1849 es elegido para la Asamblea legislativa y pronuncia su Discurso sobre la miseria. Rompe con Luis Napoleón Bonaparte por su apoyo al envío de una expedición francesa contra la República Romana instaurada en 1849, que termina con el restablecimiento del papa en sus funciones, y progresivamente se enfrenta contra sus antiguos amigos políticos y reprueba su política reaccionaria.
Resume su impronta liberal este notable escritor francés en su suculento libro titulado Vida de Shakespeare, autor que se declara de un socialismo peculiar puesto que coloca en primer término el respeto por las autonomías individuales, así consigna con fuerza que “nada hay fuera de la libertad” ya que “pretender realizar civilización sin ella es equivalente a intentar la agricultura sin sol”. Más abajo constataremos su crítica acérrima al comunismo y al redistribucionismo.
A pesar de que autorizados biógrafos como Matthew Josephson, André Maurois y Graham Robb no lo destacan de esa manera, estimo que el mejor modo de conocer el pensamiento de Victor-Marie Hugo en materia social es en la obra mencionada. Allí no solo se aprecia su pluma envolvente, precisa, elegante, grandiosa y, por momentos, fulminante (el traductor -en este caso Edmundo Barthelemy- realiza una tarea magistral), sino que se puede sopesar de modo transparente su capacidad de análisis histórico, político y filosófico y su notable elocuencia y fenomenal capacidad didáctica. Hasta diría que se trata secundariamente del célebre poeta y dramaturgo inglés y mucho más sobre las sesudas reflexiones y consideraciones muy medulares que estampa el escritor francés respecto a los más diversos aspectos pasados, presentes y futuros de la vida cultural de la humanidad.
Pasa revista con pinceladas firmes y de colores bien definidos y vibrantes a las personas y a las épocas de Lucrecio, Juvenal, Tácito, San Pablo, Dante, Rabelais, Cervantes, Voltaire y, desde luego, el propio Shakespeare. No escatima esfuerzos en fotografiar a Sófocles, Virgilio, Milton, La Fontaine, Galileo, Newton, Schiller, Beethoven, Kant, Montesquieu y algunos otros colosos del espíritu.
Revela una repugnancia visceral por el poder político y una profunda admiración por el pensamiento noble. Escribe que “El espíritu humano tiene una cumbre. Esa cima es el ideal. Dios desciende a ella, el hombre sube” porque “Existir es saber que se quiere, que se puede, que se debe”. Prosigue al afirmar que “Desde que existe la tradición humana, los hombres de fuerza fueron los únicos que brillaron en el empíreo de la historia […] Este resplandor trágico llena el pasado […pero] la civilización oxida rápidamente esos bronces”. Por otra parte, “¿Qué son estos monstruos? Síntomas […], son el producto de la estupidez ambiente […puesto que] el lobo no es otra cosa que un producto del bosque.”