LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU, RECHAZA POR TRIGÉSIMA VEZ Y ABRUMADORA MAYORÍA EL EMBARGO A CUBA

LA ASAMBLEA GENERAL DE LA ONU, RECHAZA POR TRIGÉSIMA VEZ Y ABRUMADORA MAYORÍA EL EMBARGO A CUBA

Desde 1962, la Asamblea General de la ONU, rechaza, de forma absoluta, el ilegal, absurdo e inhumano bloqueo económico-financiero que Estados Unidos, con total prepotencia, mantiene desde hace 60 años contra Cuba.

Una nueva resolución vuelve a pedir el fin del bloqueo económico que Estados Unidos impone al país caribeño desde 1962. El máximo órgano de debate de la ONU ha refutado esta violación a la Carta de las Naciones Unidas cada año a partir de 1992. La reciente resolución obtuvo 185 votos a favor, dos en contra y dos abstenciones.

La Asamblea General de las Naciones Unidas reiteró por trigésima vez de forma inequívoca su posición contra el embargo económico de Estados Unidos a Cuba y pidió que se ponga fin a ese castigo unilateral.

La resolución de rechazo obtuvo este año 185 votos a favor, 2 en contra (Estados Unidos e Israel) y 2 abstenciones (Ucrania y Brasil).

Con su voto, Brasil fracturó por tercera vez la posición unánime de apoyo a Cuba de los países de América Latina y el Caribe. La primera fue cuando votó en contra durante la sesión de noviembre de 2019 y luego se abstuvo el año pasado junto con Colombia.

El texto adoptado reafirma, entre otros principios, “la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”, exhorta a todos los Estados a abstenerse de promulgar y aplicar leyes y medidas que los contravengan, e insta a la derogación de ese tipo de medidas a quienes aún las impongan.

Asimismo, expresa preocupación por disposiciones reglamentarias, como la promulgada por Estados Unidos el 12 de marzo de 1996, conocida como “Ley Helms-Burton”, “cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación”.

Al explicar su voto, uno tras otro, los múltiples oradores de la sesión insistieron, a título nacional y como representantes de bloques de países, en el carácter ilegal del embargo, afirmando que constituye una violación flagrante y sistemática de la Carta de las Naciones Unidas, y exigiendo su levantamiento.

Los delegados de todos los países del mundo, destacaron el daño injustificado que el bloqueo inflige al pueblo cubano al privarlo de ingresos indispensables e insumos tan esenciales como los medicamentos.

De igual manera encomiaron al unísono, la respuesta de Cuba al COVID-19 -que incluyó el desarrollo de vacunas contra el coronavirus-, y su solidaridad con otros países durante la emergencia sanitaria pese a sus limitados recursos.

La resolución A/77/L.5 se suma a las 29 que se han adoptado desde 1992, cuando la Asamblea General empezó a votar anualmente sobre la cuestión, con la única excepción de 2020 a causa de la pandemia de COVID-19.

ACTO DELIBERADO DE GUERRA ECONÓMICA

En su alocución previa a la votación, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba afirmó que el embargo es “un acto deliberado de guerra económica con el propósito de impedir los ingresos financieros al país, destruir la capacidad del gobierno para atender las necesidades de la población, hacer colapsar la economía y crear una situación de ingobernabilidad”.

Bruno Rodríguez Parrilla denunció que desde 2019, el gobierno de los Estados Unidos escaló el cerco contra su país “a una dimensión extrema, más cruel e inhumana, para infligir deliberadamente el mayor daño posible a las familias cubanas”, y detalló que en los primeros 14 meses del presidente Joe Biden, “los perjuicios ocasionados por el bloqueo alcanzaron los 6.364 millones de dólares, más de 15 millones de dólares diarios”.

RECRUDECIMIENTO DEL BLOQUEO DURANTE LA PANDEMIA

También refirió que, pese a que Estados Unidos aplicó exenciones humanitaria temporales a los países bajo embargo durante el peor momento de la pandemia, en el caso cubano, el bloqueo “se intensificó y generó dificultades y demoras para el arribo de insumos y equipamientos médicos imprescindibles para enfrentarla, en particular, para la industrialización de las vacunas cubanas. Se obstaculizó, incluso, la adquisición de oxígeno medicinal en terceros países”.

El canciller explicó que la inclusión “arbitraria y fraudulenta” de Cuba en la lista de supuestos Estados patrocinadores del terrorismo eleva exponencialmente el riesgo país y lo obliga a pagar cualquier mercancía hasta al doble de su precio en el mercado internacional.

Rodríguez Parrilla aclaró que Cuba no atribuye al embargo todas las dificultades que enfrenta hoy, “pero faltaría a la verdad quien niegue sus gravísimos efectos y no reconozca que es la causa principal de las privaciones, carencias y sufrimientos de las familias cubanas”, enfatizó.

GUERRA NO CONVENCIONAL

En su discurso ante el pleno de la Asamblea, el diplomático cubano acusó a Estados Unidos de destinar decenas de millones de dólares y de valerse de los medios de prensa y plataformas digitales más poderosos para llevar a cabo una virulenta campaña de desinformación, descrédito, odio y desestabilización contra Cuba mediante métodos de una guerra no convencional.

El ministro del Exterior advirtió, por otra parte, que el bloqueo genera las condiciones que alientan la migración irregular, desordenada e insegura con todas las implicaciones que esto tiene.

Antes de terminar su participación, aseveró que aún en medio de las inhumanas limitaciones que impone el bloqueo, “Cuba nunca renunciará a su sistema socialista de justicia social (…) No aceptaremos los intentos de imponernos pretendidos paradigmas de democracia ni otra cultura extraña a la cubana. Con la misma energía que defendemos el derecho inalienable de cada país a decidir su sistema político, económico y social, reclamamos respeto para el nuestro”, recalcó.

Por otra parte, Rodríguez Parrilla agradeció el respaldo internacional a Cuba en el contexto de la recuperación de los daños graves causados por el huracán Ian en las provincias occidentales en septiembre pasado, informaba el periodista Loey Felipe, desde la sede de las Naciones Unidas

El analista internacional Sergio Ortiz afirmaba que el imperialismo presume de sus victorias militares del siglo XX y XXI para sacar patente de invencible. Incluso se adjudica aquellas en las que fue socio menor, caso de la derrota del Tercer Reich donde el actor fundamental fue el Ejército Rojo soviético. Washington busca silenciar sus derrotas, entre ellas las de Corea (1950-1953), Playa Girón (1961), Vietnam (1964-1975), etc.


En el terreno político los Estados Unidos han tenido muchos traspiés, incluso en lo que considera su “patio trasero” latinoamericano y caribeño. Uno de los más notables es en su plan de voltear desde 1959 el gobierno revolucionario de Cuba. Poco después el mal vecino inició el bloqueo, formalmente establecido en febrero de 1962 por John F. Kennedy y, desde entonces mantenido por todas las administraciones que se alternaron en la Casa Blanca. Entre 2014 y 2016 hubo un breve respiro a finales de la administración Obama, que flexibilizó algunos ítems y comenzó a negociar la normalización de las relaciones diplomáticas con La Habana, sin abandonar la idea de tomar la fortaleza “desde adentro” profundizando problemas internos. No lo logró y encima desde 2017 vino el huracán “Donald”, que agravó el bloqueo con 243 medidas contra Cuba.

A once días de dejar la Casa Blanca, en enero de 2021, ese neonazi Donald Trump agravó el bloqueo pues incluyó a la Patria de José Martí en la lista de Estados que auspician el terrorismo. Lo hizo complotado con el colombiano Iván Duque, que reclamó a Cuba la entrega de la delegación de paz del Ejército de Liberación Nacional que venía negociando con Bogotá desde 2018, en onda similar a las negociaciones con las FARC-EP concluidas en la isla en 2016. Como garante de esas negociaciones con el ELN, La Habana no aceptó esa ilegalidad y chantaje; entonces la Casa de Nariño y el Salón Oval lo tomaron como pretexto para incluir a la isla entre los “patrocinadores del terrorismo”.


Se suponía que el demócrata Joe Biden -que fue vicepresidente de Obama en 2014, cuando se inició la mencionada negociación bilateral – podía retomar esa agenda y terminar con el bloqueo iniciado por su correligionario Kennedy. Craso error. Ese bloqueo criminal sigue igual que con Trump, como para reafirmar que en la plutocracia (democracia de los ricos, por ricos y para los ricos) hay muchos temas donde no hay casi diferencias entre demócratas y republicanos.

En 1992 Cuba presentó por primera vez su resolución condenatoria del bloqueo ante la Asamblea General de la ONU. Y fue aprobada por 59 países. Los votos adversos fueron sólo 2, del propio bloqueador y su aliado íntimo, Israel. Los años siguientes (salvo en 2021 por la pandemia) hubo votaciones similares, todas favorables a Cuba. Y la 77° Asamblea General de Naciones Unidas votó este 3/11 por trigésima vez: 185 votos por Cuba, 2 por el bloqueo (EE UU y su aliado sionista) y dos abstenciones (los gobiernos neonazis de Ucrania y Brasil).


TREMENDOS DAÑOS

Cuba, además de los grandes daños económicos del bloqueo, que ante cada Asamblea General de la ONU su cancillería los actualiza y detalla, en los años 2020 y 2021 hubo una tremenda pérdida de ingresos a causa de la pandemia y el confinamiento en todo el planeta. Eso cortó abruptamente la llegada de turistas a la isla, aproximadamente 4 millones cada año. Los dólares que éstos gastan allí son una de las mayores fuentes de ingresos y se cortaron totalmente; el COVID-19 fue una desgracia en todo sentido para la patria de Fidel.

De todos modos, esa pandemia sacó a luz la fortaleza de esa revolución en el plano de la salud y su industria biofarmacéutica, pues pudo fabricar cinco vacunas (Abdala, Soberana 1, 2 y Plus, y Mambisa); de ellas tres se usaron masivamente en el país y fueron aportadas a muchos pueblos que las necesitaban cuando Estados Unidos y otros países ricos retenían las vacunas.


Como si todo ese daño no fuera suficiente, hubo desgracias como el incendio en agosto pasado de cuatro supertanqueros en Matanzas, provocando 16 muertos, pérdida de combustibles y cortes eléctricos. Y en septiembre pasó por Pinar del Río el huracán Ian, dejando cinco muertos y 90.000 viviendas dañadas.

En septiembre pasado el canciller cubano Bruno Rodríguez Parrilla presentó el informe sobre los daños provocados por el bloqueo. “Los daños ascienden a 154.217,3 millones de dólares, lo que es más de un billón 391 111 millones de dólares, tomando en cuenta el comportamiento del dólar frente al valor del oro”, detalló.


El informe también cuantificó lo dañino de la continuidad de esa medida ilegal y extraterritorial (que afecta a terceros países) durante la administración Biden. En los 14 primeros meses de ese gobierno, Cuba tuvo perjuicios por 6.364 millones de dólares. Eso significó una afectación de 454 millones de dólares mensuales y más de 15 millones diarios.

Para un país pequeño, con 11 millones de habitantes bloqueados desde hace sesenta años y con esos agravantes (pandemia, desastres naturales, etc.), el bloqueo califica como genocidio y no sólo atendiendo a la letra de la Convención Internacional de 1948 para la Prevención del Delito de Genocidio, aprobada en Ginebra.


Rodríguez Parrilla denunció que durante la pandemia el imperio suspendió    algunas sanciones contra países, atendiendo a las circunstancias excepcionales de 2020 y 2021. Sin embargo, con Cuba no lo hizo, afectando la provisión de oxígeno, material médico, ventiladores pulmonares, insumos para medicamentos, etc. El coronavirus hizo mucho daño a la isla, pero su mal vecino fue tanto o quizás aún más dañino e inhumano.

Cuba fue solidario con sus 57 Brigadas Médicas Henry Reeve en 40 países y ayudando con sus vacunas a muchos países, en contraste con la conducta típicamente capitalista de Estados Unidos y sus socios europeos ricos, que junto con sus laboratorios privados sólo pensaron en sus ganancias.


Eso se reflejó el 3/11 en la Asamblea General, en Nueva York. La abrumadora mayoría de las naciones votó la moción cubana, salvo el genocida mayor y el genocida “menor” que sufren los palestinos, otros pueblos árabes, iraníes, etc.

El voto de África, por ejemplo, era previsible. ¿Votarían por Cuba que siempre les tendió una mano, o lo harían por el imperio que junto a otras potencias coloniales fue y es cómplice del saqueo de ese continente?


SER SOLIDARIOS CON CUBA

Estados Unidos no cambiará el bloqueo, salvo que allí se produzca una revolución social, o un cambio político progresivo muy profundo. Hoy no se avizora. Al contrario, crece la posibilidad del retorno del energúmeno Trump, algo que podría aclararse en noviembre en las elecciones de medio término.


Entonces tiene que cambiar la ONU, porque es bueno que vote contra el bloqueo, pero resulta doloroso y casi una farsa que lo haga treinta veces condenando esa conducta ilegal y criminal de Washington sin que se ponga en práctica lo votado. El bloqueo sigue allí, tan nocivo, impertérrito y criminal como en 1992, cuando se produjo la primera votación.

No se plantea una revolución en la ONU, sólo una reforma de su Carta de las Naciones Unidas, para que una resolución votada por la Asamblea General con una mayoría de dos tercios de los presentes resulte obligatoria sin que se la pueda vetar en el Consejo de Seguridad (es la espada de Damocles de Estados Unidos) para impedir la puesta en práctica de resoluciones adversas. Así como hubo tres enmiendas a la Carta de Naciones Unidas desde su creación en 1945, ahora es necesaria una cuarta: en el Capítulo IV sobre Asamblea General, artículo 18 sobre Votación.


No es la única reforma que necesita esa vetusta organización, que hasta debería cambiar de sede y mudarse a un país latinoamericano, como en 2013 propuso el presidente boliviano Evo Morales. Hoy la vida demanda ese cambio puntual sobre las resoluciones de la Asamblea General: que sean resolutivas, si las votan dos tercios de miembros presentes y son reiteradas.

Para hacer ese cambio no se necesita ser simpatizante ni amigo de Cuba, sino, en todo caso, ser respetuoso del funcionamiento de las instituciones internacionales. De lo contrario éstas servirían de poco.

La interpelación a ser más solidarios con la isla socialista interpela a organizaciones, naciones, líderes y pueblos. Está a la vista la campaña anticubana de las elites estadounidenses y la cloaca de la gusanería de Miami, con presupuestos varias veces millonarios para promover la contrarrevolución en la Mayor de las Antillas. Eso abarca el bloqueo, los atentados terroristas, las mentiras y desestabilización por las redes, las acusaciones de “terrorismo” y “dictadura”, la instigación a motines y protestas callejeras violentas como el 11 de julio de 2021 y un largo etcétera.

Esa campaña sucia explica lo esencial de los sufrimientos isleños, pero eso no niega que errores, carencias y desviaciones burocráticas del propio gobierno también inciden, claro que en proporción muchísimo menor. Si sacaran el bloqueo podría verse mucho mejor cuál es el peso de uno y otro factor. Si Yanquilandia no lo quita es porque sabe perfectamente que el avance de Cuba se iría “Pum para Arriba”.


¿Y CRISTINA?

Entre los gestos de apoyo a Cuba estuvo la carta de 18 ex presidentes de América Latina dirigida a Biden y fechada el 2/11 pidiendo que levante el bloqueo. La firmaron Dilma Rousseff (Brasil), José Pepe Mujica (Uruguay), Ernesto Samper (Colombia), Juan Manuel Santos (Colombia), Evo Morales (Bolivia), Martín Torrijos (Panamá), Rafael Correa (Ecuador), Vinicio Cerezo (Guatemala), Leonel Fernández (Dominicana), Keith Mitchell (Granada), Kenny Anthony (Santa Lucía), David Granger (Guyana), Moses Nagamootoo (Guyana), Donald Ramotar (Guyana), Percival James Patterson (Jamaica), Said Musa (Belice), Winston Baldwin Spencer (Antigua y Barbuda) y Dean Barrow (Belice).


El presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez agradeció esta iniciativa y la calificó como “un acto de amistad y honestidad que conmueve al pueblo cubano”.

El espectro es representativo de la comunidad regional. Una grandísima pena que no la haya firmado la dos veces presidenta y actual vice argentina Cristina Fernández de Kirchner. Su hija Florencia estuvo durante más de un año en Cuba siguiendo un tratamiento médico por una linfedema, hasta regresar en marzo de 2020. CFK tendría que haber firmado la misiva a Biden.

La política tiene muchos defectos. Ser desagradecidos y ceder por conveniencias con Estados Unidos, es uno de los peores. Nuestra América pide solidaridad y compromiso con las causas justas, no el oportunismo y las genuflexiones socialdemócratas.


Por otra parte, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, reiteró el discurso contra Estados Unidos en el debate del 77 Periodo de Sesiones de la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el que expuso la necesidad de poner fin al “bloqueo” económico impuesto.

Unas horas antes el mandatario de Ucrania, Volodímir Zelenski, acusó a Nicaragua, Cuba y cinco aliados más de Rusia de querer evitar su discurso a través de un vídeo en el segundo día del encuentro de alto nivel.  Esta posición del ucraniano demuestra la bajeza moral y política que le caracteriza.

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez reiteró enfáticamente ante la Asamblea de la ONU que “durante más de seis décadas” han resistido “el bloqueo económico, comercial y financiero recrudecido en extremo a niveles sin precedentes desde el 2019 y durante la pandemia”.

Por 30 años consecutivos la ONU vuelve a votar contra el embargo de Cuba informaba

El periodista Andrés Granadillo y añadía que en la Asamblea General de las Naciones Unidas 185 países condenaron el embargo al que está sometida la isla de Cuba desde hace más de 60 años. Estados Unidos se opuso a levantar la medida al igual que su aliado Israel. A pesar de que las resoluciones de la ONU no son vinculantes muestran la opinión internacional acerca de este asunto.

Por 30 años consecutivos la Asamblea General de la ONU volvió a votar de forma masiva contra el embargo económico existente contra Cuba por parte de Estados Unidos. El gobierno de Joe Biden continúa con las fuertes políticas que traía el expresidente Donald Trump. 

Los votos de 185 países condenaron la medida, mientras Estados Unidos e Israel se opusieron. Los países que se abstuvieron fueron Brasil y Ucrania. 

El Gobierno de Cuba a través de su canciller, Bruno Rodríguez, dijo que desde 2019 Estados Unidos «ha escalado el cerco” en torno al país “llevándolo a una dimensión aún más cruel e inhumana, con el propósito de infligir deliberadamente el mayor daño posible a las familias cubanas.»

Según Rodríguez hasta mayo de 2022, 14 meses después de que Biden asumiera como presidente, el daño económico que sufrió Cuba fue de unos 6.250 millones de dólares, lo que equivale a unos 15 millones de dólares diarios.

El canciller aseguró que las políticas de Biden son las mismas de “máxima presión” que las de su antecesor Trump y afirmó que, a pesar de algunos cambios positivos sobre los vuelos estadounidenses a la isla, las remesas y los trámites consulares, estos no contrarrestan «las medidas económicas, comerciales y financieras estadounidenses», y añadió que «el bloqueo, que se ha endurecido al extremo, sigue siendo el elemento central que define la política de Estados Unidos hacia Cuba».

El embajador adjunto de Cuba ante la ONU, Yuri Gala, expresaba que «si el gobierno de Estados Unidos realmente se preocupara por el bienestar, los derechos humanos y la autodeterminación del pueblo cubano, podría levantar el embargo» y “no han revertido las restricciones que están teniendo un impacto directo en los empresarios cubanos en áreas como el desarrollo de software, la hostelería y otras áreas”.

El embargo data desde 1960 tras la revolución en la isla que llevó a Fidel Castro al poder y tras la nacionalización de propiedades de ciudadanos y de empresas estadounidenses.

Cuando Barack Obama fue presidente estadounidense restableció relaciones con su homólogo Raúl Castro en 2016, ese mismo año Estados Unidos se abstuvo de emitir el voto en la Asamblea General acerca del embargo, pero cuando Donald Trump llegó al poder en 2017 volvió a votar en contra del levantamiento de la sanción.

El texto adoptado este año, reafirma, entre otros principios, “la igualdad soberana de los Estados, la no intervención y no injerencia en sus asuntos internos y la libertad de comercio y navegación internacionales, consagrados en numerosos instrumentos jurídicos internacionales”, exhorta a todos los Estados a abstenerse de promulgar y aplicar leyes y medidas que los contravengan, e insta a la derogación de ese tipo de medidas a quienes aún las impongan.

Asimismo, expresa preocupación por disposiciones reglamentarias, como la promulgada por Estados Unidos el 12 de marzo de 1996, conocida como “Ley Helms-Burton”, “cuyos efectos extraterritoriales afectan a la soberanía de otros Estados, a los intereses legítimos de entidades o personas bajo su jurisdicción y a la libertad de comercio y navegación”.

Al explicar su voto, uno tras otro, los múltiples oradores de la sesión insistieron, a título nacional y como representantes de bloques de países, en el carácter ilegal del embargo, afirmando que constituye una violación flagrante y sistemática de la Carta de las Naciones Unidas, y exigiendo su levantamiento.

En su alocución previa a la votación, el ministro de Relaciones Exteriores de Cuba afirmó que el embargo es “un acto deliberado de guerra económica con el propósito de impedir los ingresos financieros al país, destruir la capacidad del gobierno para atender las necesidades de la población, hacer colapsar la economía y crear una situación de ingobernabilidad”.

Recrudecimiento del bloqueo durante la pandemia

También refirió que, pese a que Estados Unidos aplicó exenciones humanitaria temporales a los países bajo embargo durante el peor momento de la pandemia, en el caso cubano, el bloqueo “se intensificó y generó dificultades y demoras para el arribo de insumos y equipamientos médicos imprescindibles para enfrentarla, en particular, para la industrialización de las vacunas cubanas. Se obstaculizó, incluso, la adquisición de oxígeno medicinal en terceros países”.

El canciller explicó que la inclusión “arbitraria y fraudulenta” de Cuba en la lista de supuestos Estados patrocinadores del terrorismo eleva exponencialmente el riesgo país y lo obliga a pagar cualquier mercancía hasta al doble de su precioen el mercado internacional.

Rodríguez Parrilla aclaró que Cuba no atribuye al embargo todas las dificultades que +enfrenta hoy, “pero faltaría a la verdad quien niegue sus gravísimos efectos y no reconozca que es la causa principal de las privaciones, carencias y sufrimientos de las familias cubanas”, enfatizó.

Estados Unidos se cree el amo del mundo para imponer sanciones a países libres y soberanos, cuando en realidad es un imperio que se desmorona desde adentro y desde afuera.

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